El Busgosu es un
personaje mitológico legendario de la mitología asturiana que por características
es equiparable al fauno de la mitología clásica.
Se le considera
un genio protector de los bosques y de los seres que en ellos habitan, por lo
que no lo gustan los cazadores ni los leñadores, ni que le persigan, por lo que
nunca deja que lo alcancen, pudiendo hacer despeñarse a sus perseguidores como
escarmiento, pero en cambio, a aquellos que transitan por los caminos, los
suele tratar de manera amigable, enseñándoles el mejor camino para atravesar el
bosque o ayudando a construir refugios a los pastores.
Físicamente es de
corta estatura, abundante cabellera, mucho vello corporal, tiene dos cuernos
retorcidos en la frente, muy similares a los que tienen las cabras, y aunque la
parte superior de su cuerpo es como la de un ser humano, su tren inferior posee
patas de cabra, como los sátiros y faunos de la mitología grecorromana. También
se puede ver representado como un típico duende de orejas puntiagudas en vez de
cuernos, pero conservando sus patas caprinas.
En algunas
regiones asturianas se le suele acusar al Busgosu de perseguir a las mujeres jóvenes
para llevárselas a su cueva y también se dice que un beso suyo puede causar la
tisis demacrando a sus víctimas hasta hacerlas alcanzar la muerte. Se tiene constancia
que hay legajos antiguos del siglo XVII donde se certificaba la muerte de
personas, por mantener relaciones con un Busgosu, al haberlas provocado, la ya
comentada tisis, el escrofulismo y otras enfermedades que provocaban palidez en
la piel.
En otros lugares
suele conocérsele también como Bulligoso, Peludo, Mofasu, Vellosu y Calabiernu
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